Claudia & John

Nos conocimos en el año 2005, cuando éramos dos jóvenes universitarios con sueños grandes y sin saber que el destino ya tejía una historia única para nosotros. Entre salidas, charlas y sonrisas tímidas —y uno que otro chiste malo que intentaba romper el hielo— comenzó a crecer un cariño que pronto se convirtió en algo mucho más profundo.

Él, extrovertido, jocoso, siempre viendo el lado divertido de la vida. Ella, seria, de carácter fuerte, con un humor tan afilado como su inteligencia. A simple vista, opuestos. Pero la vida nos mostró que esas diferencias eran justamente lo que nos hacía encajar, como piezas únicas de un mismo rompecabezas.

Sin planearlo, pero con el corazón abierto, nos convertimos en padres de un hermoso niño que cambió nuestras vidas para siempre. Él fue y sigue siendo nuestro motor, nuestra mayor inspiración. Con un bebé en brazos y muchos desafíos por delante, decidimos no rendirnos. Terminamos nuestras carreras, nos graduamos con él a bordo, aprendiendo juntos a ser adultos, a ser padres, a ser pareja.

El camino no siempre fue fácil. Hemos enfrentado momentos duros, pruebas que nos sacudieron, diferencias que pusieron a prueba nuestra paciencia y amor. Nos agotamos, nos cuestionamos, incluso nos perdimos un poco en la rutina. Hubo días en que ella no quería escuchar un solo chiste más, y él simplemente se reía de su mal humor con la ternura de quien conoce a fondo el corazón que lo acompaña. Pero siempre, siempre volvimos a encontrarnos.

Porque lo nuestro ha sido un amor que no se rinde, una historia que se niega a soltarse. Un lazo fuerte, tejido con complicidad, respeto y una profunda admiración mutua. Y hoy, después de todo lo vivido, nos encontramos en una etapa distinta, más madura, más consciente. Hoy decidimos celebrar ese amor que ha resistido el tiempo, las pruebas y la vida misma.

Por eso hemos decidido casarnos. No como un inicio, sino como una afirmación: de todo lo que hemos sido, de todo lo que hemos construido, y de todo lo que aún soñamos ser. Esta es nuestra manera de gritarle al mundo que triunfamos, que seguimos eligiéndonos.

Porque aunque uno viva contando chistes y la otra ruede los ojos en silencio… el amor, el verdadero amor, sabe que en el fondo ambos ríen juntos. Y eso es todo lo que importa.